José Antonio Marina. Pues es una pregunta que toca muy de cerca mis preocupaciones actuales. No es que vayan a perder importancia, es que la han perdido ya. En este momento, hay una especie de carrera, en todos los sistemas educativos, hacia lo que se llaman las STEM, que es ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería, y lo demás a va a venir después. Quien quiera que lo haga, pero eso es lo importante. Y sí es verdad que eso es muy importante. Y, entonces, se está descuidando todo lo que, tradicionalmente, llamamos humanidades. Pero, lo que no hemos sabido explicar bien es por qué son necesarias las humanidades. Es decir, los docentes deberíamos dedicar el tiempo necesario a contestar a la pregunta que todos los alumnos nos hacen y que solemos pasar por ella… que es: ¿y esto para qué sirve? Debemos saberla contestar muy bien. ¿Para qué sirven las humanidades? Las humanidades nos sirven para comprender el resto de nuestras actividades. Las otras nos permiten usar, las humanidades nos permiten comprender. Y, claro, ahí se trata de saber si queremos vivir en una sociedad del uso. ¿Qué significa? La sociedad del uso es que acaba siendo sociedad de usar y tirar. O si queremos una sociedad que usa las cosas, pero también comprende lo que son esas cosas y lo que está haciendo. Y eso forma parte de lo que se llaman humanidades. Cuándo aparece la palabra «humanismo», en el siglo XVI y XVII, era para distinguirlas de la teología. Había letras divinas y letras humanas. Las letras humanas eran todo lo que no era teología, y ahí estaba la ciencia, la literatura, la filosofía… En el siglo XIX, aparece el humanismo de segunda generación, y ahí se separan las ciencias de la naturaleza, que son, digamos, lo que llamamos ciencias, de las ciencias de la cultura. Que es la historia, la filología, la literatura, la sociología… Y ahí es donde se produce la fractura en que estamos ahora. Lo que yo estoy defendiendo es que debemos ir a un humanismo de tercera generación que vuelva a unir lo que habíamos separado. Entonces, unir ciencias y letras no puede hacerse al final del recorrido, porque si ahora ya estamos en un momento de especialización en que ni siquiera un gran matemático entiende todas las matemáticas que se hacen. Como para pensar que los demás podemos enterarnos de algo de matemáticas, física… No, donde podemos unificar las cosas es, si volvemos ahí atrás y lo que estudiamos es qué hace la inteligencia humana y por qué la inteligencia humana hace esas cosas, por qué hace matemáticas, por qué hace arte, por qué hace religiones, cómo organiza las formas de convivencia, cómo realiza las instituciones políticas. Y, luego, eso nos proporciona, digamos, a una comprensión general de por qué hemos hecho esas cosas y porqué seguimos haciéndolas, y por qué son importantes. Y, luego, ya cada uno puede especializarse en una rama que se irá separando. Pero ese conocimiento concreto es lo que debemos tener. Estos últimos 5 años, los he dedicado precisamente a eso, a intentar hacer una historia de la evolución de las culturas, que acaba de aparecer recientemente. Se llamaba ‘Biografía de la humanidad’. Diciendo: «Vamos a ver, ¿qué es lo que ha hecho el ser humano? ¿Cómo ha ido evolucionando? ¿Por qué ha tomado esas decisiones?». Es decir, lo que hacemos nosotros ahora no sabemos, muchas veces, por qué lo hacemos. ¿Por qué? Porque son decisiones que se tomaron hace cinco siglos, diez siglos, veinte siglos… Es decir, nosotros estamos, digamos, recibiendo dos tipos de herencia: una herencia biológica, que obra a través de los genes, y una herencia cultural, en la estamos heredando experiencias de la humanidad que nosotros ya hemos olvidado y que, por lo tanto, muchas veces, no comprendemos.