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Niños introvertidos o tímidos, ¿cómo apoyarles?

Susan Cain

Niños introvertidos o tímidos, ¿cómo apoyarles?

Susan Cain

Escritora


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Susan Cain

Durante años trabajó como abogada en Wall Street. Pero Susan Cain, licenciada en Literatura Inglesa en la Universidad de Princeton y en Derecho en la Universidad de Harvard, nada tiene que ver con la imagen cinematográfica de una mujer dura y extrovertida entrando con paso decidido a una gran corporación. “Prefiero escuchar a hablar, leer a socializar y las reuniones íntimas a los grandes grupos”, reconoce.
En un acto de fidelidad a su naturaleza introvertida, Cain renunció a su carrera en la abogacía para fundar Quiet Revolution. Convencida de que la cultura occidental moderna malinterpreta y subestima los rasgos y capacidades de las personas introvertidas, ahora asesora a educadores, padres y entidades para poner en valor a las personas que tienen un carácter menos popular. “En un mundo que potencia el ideal extrovertido, ha llegado el momento de reivindicar las virtudes de la introversión, fundamentales para que la sociedad progrese”, asegura.
Cain es también autora de ‘El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse’, un libro que nos invita a reflexionar sobre una forma de ver el mundo más apaciguada y en el que asegura que la creatividad necesita de espacios de introversión.
“Diseñamos nuestras escuelas y lugares de trabajo pensando solo en los extrovertidos y desaprovechamos el talento de los introvertidos”, se lamenta la escritora. Sus trabajos sobre introversión y timidez han sido publicados en The New York Times o la revista Time.
Cain abandera la revolución silenciosa de los introvertidos.


Transcripción

00:03
Susan Cain. Me llamo Susan Cain. Soy escritora y conferenciante. He escrito el libro ‘El poder de los introvertidos en un mundo incapaz de callarse’ y ahora estoy trabajando en un nuevo libro sobre la alegría y la tristeza. La gente me pregunta a menudo cuál es la diferencia entre ser introvertido y ser tímido. La introversión tiene que ver con la predilección por estar en entornos tranquilos y apacibles. Puede que te encante estar con gente, pero quizá prefieras estar solo con una persona y quedar para tomar una copa de vino, en lugar de ir a fiestas multitudinarias y cosas por el estilo. La timidez está más relacionada con el miedo a que los demás nos juzguen. Si somos personas tímidas y miramos a alguien con una expresión neutra en su rostro, podríamos leer desaprobación en su mirada. No solo tenemos esa tendencia a ver desaprobación donde no la hay. Además, esa desaprobación es algo que nos tomamos muy a pecho. En la práctica, hay muchos introvertidos que son tímidos, pero también hay muchos que no lo son. Hay personas extrovertidas, gente a la que le gusta ir a grandes fiestas y grandes eventos, que también son tímidas. Por ejemplo, Barbra Streisand. Tenía una personalidad arrolladora y era muy extrovertida, pero era tan tímida que dejó de actuar durante una década por culpa del miedo escénico. Y, por ejemplo, un personaje introvertido que no es tímido sería el presidente Obama. En comparación con la mayoría de presidentes, pasaba bastante tiempo a solas en la escena de Washington. Pero creo que no le preocupaba lo que los demás pensaran de él, a diferencia de la mayoría de personas tímidas. En nuestra sociedad, hay prejuicios hacia los rasgos de introversión. Hay muchos motivos para ello, pero es algo que se remonta al siglo XIX, cuando pasamos de lo que los historiadores llaman «la cultura del carácter», a una nueva cultura de la personalidad.

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Susan Cain. Durante la cultura del carácter, la gente vivía en pueblos pequeños, junto con otras personas. Todos se conocían y se juzgaban los unos a los otros basándose en cómo eran por dentro: «¿Es buena persona? ¿Es honesta? ¿Se puede confiar en ella?».
Entonces, en el siglo XX, nos fuimos a vivir a la ciudad, con trabajos más corporativos, donde lo importante era saber venderse a uno mismo. De pronto, cualidades como tener gancho, ser carismático y simpático se volvieron importantes. Hoy en día, seguimos viviendo en la cultura de la personalidad, aunque yo diría que con ciertos matices. Sobre todo, gracias al auge de la tecnología, un ámbito en el que algunas de sus figuras más influyentes han sido personalidades claramente introvertidas. Seguramente nos vendrá a la cabeza Bill Gates. Creo que se está produciendo un gran cambio en nuestro modo de ver estos rasgos. En estos momentos, vivimos en un mundo desequilibrado. Si pensamos en los rasgos de la personalidad como en una especie de yin y yang, lo que realmente necesitamos es equilibrio. Por un lado, se valoran rasgos como ser muy rápido, decidido y fuerte, que son rasgos maravillosos, pero que, por otro lado, deben convivir en equilibrio con otros rasgos muy distintos, de los que todos podemos aprender. Las personas introvertidas aportan cualidades como la sensación de paz interior y tranquilidad. Cuando hay que tomar decisiones, hay que hacerlo con una buena dosis de reflexión. Es algo que sabemos gracias a estudios. Si analizamos cómo introvertidos y extrovertidos toman decisiones, veremos que los extrovertidos tienden a precipitarse, son más de «vivir el momento», mientras que los introvertidos son más de «mirar antes de cruzar». Y necesitamos las dos maneras de ser.

04:26
Susan Cain. Otro aspecto en el que no se piensa es la creatividad. La soledad es un elemento crucial del proceso creativo. Si vives en una cultura que no te proporciona la soledad necesaria para ser creativo, seguro que no podrás serlo nunca, porque serás incapaz de generar ideas propias y originales. Somos seres tan socializados, que cogemos ideas de los demás y ni siquiera nos damos cuenta de que lo hacemos. Si quieres tener ideas originales y tomar buenas decisiones, decisiones complejas desde el punto de vista moral, es difícil hacerlo con personas a tu alrededor que te dan su opinión. Tienes que poder aislarte, hasta cierto punto. Oímos hablar mucho de la creatividad como un proceso social, un intercambio de ideas constante, con puntos de vista distintos, y de lo estimulante que resulta. Es cierto, no quiero restarle valor, pero nos falta equilibrio. Una parte igual de importante del proceso creativo es la capacidad de estar solos. Por ejemplo, el diseñador Philippe Starck dice que cada año, coronavirus aparte, pasa de mayo a septiembre a solas, ya que este período de soledad es muy importante para él. Y durante ese periodo de tiempo ni siquiera abre una revista, porque necesita conservar intacta su propia visión del mundo. Ahora estoy inmersa en la escritura de un libro y siempre que… Claro, ahora estoy en casa y no salgo, pero cada vez que veo una buena película o leo un buen libro, eso me aporta chispas de creatividad. Es indudable que nos necesitamos los unos a los otros en el proceso creativo, pero también necesitamos tener nuestro propio espacio. En cuanto a la cuestión: «¿Cómo ser introvertido y apañárselas en un mundo para extrovertidos?». Este es un tema que da mucho de sí. Lo primero que deberíamos pensar es: «¿Cómo voy a crear una vida que se ajuste a mí lo mejor posible?».

06:46
Susan Cain . Cuando vamos a una entrevista de trabajo o pensamos en una trayectoria profesional, pensamos en el salario, la titulación… O nos planteamos cosas como: «¿Cómo es la empresa? ¿Cuáles son sus valores morales?». Son cuestiones muy variadas, y todas son importantes, pero no solemos pensar en si nuestra manera de ser va a encajar en ella. «¿Es un lugar en el que disfrutaré cada día, cada minuto y cada segundo que pase?». «¿Estaré todo el día reunida?». «¿Me gustan las reuniones?». Cuestiones del tipo: «¿Cómo será mi lugar de trabajo?». «¿Será muy ruidoso?». Este tipo de cosas. Creo que muchos de nosotros sentimos que no tenemos derecho a plantearnos todas estas cuestiones porque parecen menos importantes, pero no es así. Eso sería lo primero. Y lo segundo es que, una vez que somos conscientes de nuestras necesidades, podemos intentar hacer pequeños cambios en nuestra jornada laboral. Así podemos lidiar con una mayor o menor cantidad de estímulos en diferentes momentos del día. Deberíamos empezar a prestar atención a cuáles son nuestras necesidades. Y al descubrirlas, debemos intentar desconectar y rebajar la cantidad de estímulos. Podemos salir a dar un paseo o ponernos los auriculares. Hagamos lo que nos vaya mejor, pero, sobre todo, quiero insistir en que no nos sintamos culpables por ello, porque ese es el principal obstáculo para muchos. Debemos saber que, cuando regresemos de nuestro paseo solitario, aunque hayan sido solo diez minutos, volveremos sintiéndonos más conectados con las personas que nos rodean y con nuestro trabajo.

08:46
Susan Cain . La escuela es un lugar para extrovertidos por definición. Si pensamos en ello, estamos en la escuela desde primera hora de la mañana hasta media tarde. Pasamos el día en un espacio con treinta personas más, teniendo que demostrar nuestra valía, hasta cierto punto. Eso es un entorno para extrovertidos. Y eso sin entrar en cuestiones como los sesgos de los profesores y en los tipos de comportamientos que se premian o no. Tenemos muy claro que estamos en un entorno donde se premia al alumno que levanta la mano. Muchas de las tareas de clase se hacen en grupos y con dinámicas grupales. Es muy distinto a cuando yo estudiaba. Entonces la mayoría del trabajo la hacía cada alumno por separado, de manera individual. He tenido la ocasión de comprobar que las escuelas y los profesores están muy abiertos a plantearse cuáles son estos sesgos y buscar maneras para solucionarlos. A veces se puede lograr mucho con cambios muy pequeños, como la manera en la que valoramos a los alumnos.

10:03
Susan Cain. En el boletín de notas o en las reuniones con los padres, podemos decir, por ejemplo, que Sophie debe aprender a hablar en público. En cambio, también podemos decir que Sophie prefiere pensar antes de hablar, y que cuando comparte sus pensamientos con la clase, están muy razonados y a los demás les interesa lo que dice. La diferencia entre estas dos valoraciones es tremenda para la visión que Sophie tiene de ella misma y de su experiencia de aprendizaje. A menudo, los padres sufren cuando tienen un hijo que es tímido o introvertido. Y el origen de este sufrimiento suele ser la idea de que eso hará que sus hijos tengan una vida más difícil, y no saben cómo afrontarlo. ¿Hasta qué punto deberían presionar a sus hijos en vez de aceptarlos como son? «Pero si lo acepto como es, quizá no le estoy preparando bien para la vida…». Ya veis lo rápido que podemos caer en esta espiral de ansiedad. Esto es lo que los padres deben saber. Este tema da mucho de sí, he escrito un capítulo entero sobre ello, así que encontraréis mucha información al respecto, pero… Tenéis que pensar en vuestro hijo como en alguien que necesita una pista de despegue más larga antes de empezar a volar. Así es como muchas veces se sienten los niños tímidos y más reservados. Imaginaos el reto que supone para un niño aprender a nadar, por ejemplo. A los niños tímidos e introvertidos, por lo general, les cuesta más sentirse a gusto en el agua que a los extrovertidos.

11:53
Susan Cain . Como padres, la respuesta no debería ser: «No tienes por qué nadar». Pero tampoco deberíamos decirles: «Tienes que nadar y meterte en el agua todos los martes por la mañana». En vez de eso, lo que debemos hacer es acompañar a nuestros hijos por esa pista de despegue más larga. Quizá podemos ir a la piscina cada día, unos minutos, a la hora que sabemos que la piscina está tranquila y que habrá menos gente viéndole. Y podemos decirle: «El objetivo de hoy es meter un dedo en el agua. Y ya está». Y si el niño lo logra, podéis celebrarlo por todo lo alto e ir a tomar un helado. Y repetirlo y progresar poco a poco. Llegará un momento en el que ese niño nadará y le encantará nadar, y no se notará la diferencia con otros niños que empezaron a nadar desde el principio. Vuestro hijo necesita saber que comprendéis sus sentimientos, que lo apoyáis y que lo que le pasa no es tan grave. Si también sois personas tímidas, le podéis decir: «A mí me pasa lo mismo cuando voy a fiestas. Me he sentido así toda la vida, es normal. Y esto es lo que hago cuando me siento así». Cuando les contamos nuestras estrategias, el objetivo de la conversación no son las estrategias en sí mismas, aunque están muy bien, sino que sepan que hemos pasado por lo mismo. Y que lo que ellos sienten forma parte de la vida y es normal.

13:25
Susan Cain . La gente da por sentado que el momento actual del coronavirus y el confinamiento son un sueño para un introvertido, y un infierno para un extrovertido. Pero la realidad es más compleja. Creo que la pregunta que deberíamos hacernos es si llevábamos una vida social equilibrada antes del confinamiento. Si la respuesta es que sí, quizá nos resultará más difícil. Y si es que no, quizá no tanto. Dejad que me explique. Eso me hace pensar en un amigo mío, que es el reputado líder de una gran organización, y es introvertido. Él me ha confesado que está encantado con el confinamiento porque así no tiene que ir a la oficina, donde está rodeado de gente todos los días. Y ahora está contento de estar donde está. Esta persona me dijo que antes no se sentía en equilibrio, pero que ahora sí. Si lo comparo con mi propia situación, yo ya me sentía en equilibrio antes del confinamiento. Iba todos los días a una cafetería preciosa, trabajaba en mi libro, y tenía que viajar y hacer cosas que para mí eran un reto, como introvertida que soy, pero me gustaba. Realmente he tenido que adaptarme al confinamiento, porque no estaba acostumbrada a renunciar a estos pequeños placeres de la vida.

15:00
Susan Cain. Tengo amigos extrovertidos que, incluso ellos mismos, que son extrovertidos, se han dado cuenta de que llevaban una vida social demasiado ajetreada antes del confinamiento. Porque se lo han tomado como un respiro de socializar y estar haciendo cosas las veinticuatro horas del día. Pero también tengo amigos extrovertidos que lo están pasando mal. Creo que tiene mucho que ver con tu situación particular, con el dónde estás y tu situación de confinamiento. Si estás solo en un piso y no puedes hablar con nadie. O si estás con la familia. Hay muchos factores a tener en cuenta. Me gustaría animaros a todos los que me escucháis a que aprovechéis este momento para preguntaros: «¿Cómo era mi vida antes?». «¿Llevaba una vida equilibrada o no?». «Cuando todo esto termine, ¿volveré al equilibrio o tendré que hacer cambios?».